Fue de casualidad como conocí a Violeta. Una noche con amigos allá lejos en el tiempo. Enseguida me comunicaron: es una gran bailarina que blablablabla… Estratégicamente me senté a su lado para no perderme nada de lo que dijese. Nunca la vi bailar, sólo sentada. Y lo hacía como sólo una bailarina lo hace. Escuché tímidamente los relatos de todos ya que era nueva en el grupo, pero particularmente los de ella.
Al final del encuentro, antes de retirarnos, me regaló su libro “Danza Emotiva, (Poesía en movimiento)”, que durante largos años llevé como una especie de amuleto en circunstanciales mochilas o carteras.
De alguna manera, Violeta generó en mí ante cada reiterada lectura, una especie de diálogo tónico, que colaboró al desarrollo de mi propia idea de psicomotricidad.
“Violeta Britos, es bailarina, coreógrafa y docente artística. Estudió danza moderna en Buenos Aires con Bella Malkenson y con la pedagoga María Fux. Integró los grupos de danza Hoy y Tanzz. Presentó coreografías de su autoría, grupal e individualmente, en distintas salas de Buenos Aires. Integró el movimiento Danza Abierta. Entre otros espectáculos participó en Bodas de sangre (Buenos Aires, 1989; premio Galpón del Sur a la coreografía); Circus (Neuquén, 1996; premiada en la Fiesta Nacional del Teatro 1997); Marcos de mujer (Neuquén, 1997), y Corazones subterráneos (Neuquén, 1998). Intervino en el Encuentro Latinoamericano de Danza (Córdoba, 2000), donde fue distinguida con la medalla de oro por su labor como maestra preparadora, recibiendo también el galardón de plata por la coreografía en la categoría Danza Libre.” (Ediciones Al Margen)
El límite es un estímulo (Extracto del libro “Danza Emotiva (Poesía en movimiento)” de Violeta Britos)
Detengo la mirada en un libro de Líbero Badii. Lo tomo, Ya en distintas oportunidades estudié sus pinturas. Lo que más me atrae en sus obras es el desafío, la forma en que rompe con las viejas ataduras e interpreta verdaderamente lo que lo conmueve, su prolijidad para decir: “Este soy, aquí estoy; tomen todo o dejen que siga mi camino”. Nada lo detiene. Tomo el libro desde la gratitud y el amor. Lo abro al azar. Los colores me bañan. Sé que él será mi guía durante la clase. El libro se me viene al pecho. No es un libro, son fuertes brazos de hombre. Cada cuadro, cada forma, son instantes de transfusión, torrentes de sangre oleosa. Me dejo querer.Llego al estudio. Llegan los alumnos. Comienzo de clase.El límite no es un límite. El límite es mi verdad, saber hasta dónde puedo. El límite me relaciona, demanda de mí lo mejor. Yo soy mi límite. Nada me detiene, yo me detengo, desde mi límite, amado, desde mi verdad.Pienso, con límites infinitos, mientras me muevo. Todos nos movemos desde la geografía de la música, desde la geometría del espacio, desde el límite que este tiempo mío me plantea. No puedo detenerme. Cada dificultad estalla en mí como un límite estimulante. Estoy preparada para las dificultades, nada me fue dado sin que exista un límite para frenarme. Ésa, sólo ésa, es la razón de mi espíritu de topadora. Yo apunto a la felicidad y al amor aunque todo sea un límite. Ése es mi motor. Aprendí a probar la vida sin que me aprueben, a querer dimensiones infinitas, a estarme agradecida. Quiero transferir este sentimiento. Penetro con el cuerpo, con el gesto, con la palabra, para que mis amados alumnos comprendan mis desesperadas ganas de entregarles este deseo que estalla en mí.Los músculos han actuado, se extendieron hasta los límites de lo “imposible”. Poe esta vez especiales les mostré como me estiro, cómo se estira este cuerpo mío, que ya no me pertenece, este cuerpo mediador, chamánico. No fue la vanidad, fue la desesperación de que me acepten. Los quiero.Pongo en el centro del estudio el libro de Badii. Les muestro los distintos procesos, las variantes que un artista encuentra desde los límites, el descubrir los puntos, las líneas que puede trazar desde las miradas. Sólo un artista interpretando la dificultad encuentra magia, poesía, el hallazgo de la luz. Por último les muestro una página desplegada donde Badii traza su historia, tan parecida a una ruta de subterráneo.Seguimos la clase. Cuando reconozco mis límites puedo vincularme, comprendo dónde y cuando debo estar, en qué lugar, siento. Todos se brindan, los cuerpos se engendran nuevamente, las paredes no pueden detenerlos. Impactada, agradecida, doblegada de amor y plenitud, los miro desde el cono del alma, desde un punto de polvo, desarmada en suavidad. La clase se arrincona en nuestras memorias, para besarnos como sólo sabe hacerlo la luna.
Video del programa Acrópolis, Neuquén, Patagonia.
Blog "Laboratorio de Arte" de Violeta Britos.