El microcuento nace en la Argentina en la década de los 1950 cuando con Bioy Casares, Jorge Luis Borges realiza la antología Narra-ciones Breves y extraor-dinarias, donde aparecen relatos de dos páginas hasta dos líneas. Más adelante en 60 Jorge Luis Borges escribe nuevas narraciones de microrrelatos en el libro El Hacedor, donde hay varios microrrelatos junto a poemas, Bioy en Guirnalda con amores y Julio Cortázar masificó el género con Historias de Cronopios y de Famas, haciéndolo famoso en Europa.
El microrrelato es una construcción literaria narrativa distinta de la novela o el cuento. Es la denominación más usada para un conjunto de obras diversas cuya principal característica es la brevedad de su contenido. El microrrelato también es llamado microcuento, minificción, microficción, cuento brevísimo, minicuento, etcétera.
Dicho esto, quiero compartir con ustedes, la experiencia que vengo realizando desde la psicomotricidad con la utilización de los mismos ya que en nuestra área, generalmente, hacemos la experiencia para luego representarla.
Teniendo los microcuentos las virtudes de brevedad, linealidad, precisión y capacidad de síntesis, suelo seleccionar los que me parece que van a repercutir de manera significativa en cada paciente. Muchas veces surgen de manera planificada, con un contenido específico y otras de modo espontáneo. Los utilizo generalmente como “disparadores” de imágenes, de simbolismos y subjetividades que permitan a la ACCIÓN propuesta un cierto grado de complementación y desarrollo un poco más complejo y según el deseo de cada uno.
Como afirma Joaquim Serrabona Mas, en “Abordaje narrativo de la psicomotricidad: Acción, palabra, narración”, (en Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales ISSN: 1577-0788. Número 33. Vol. 9 (1). Páginas 67-78): “Vivimos en las acciones, pero estás son nombradas por las palabras que permiten interpretar lo vivido en función de la narración que construimos o co-construimos… Recordemos que somos realidades subjetivo-sociales. Las palabras son realidades que requieren acomodación. La palabra también es creación socio-cultural esencial del grupo. La palabra obliga a precisar, a matizar los afectos. La palabra actualiza en un instante lo vivido. Pero la palabra no puede ser solo una foto fija, nosotros quedemos ir más allá quedemos ir a la narración, donde ya hay historia, hay secuencia: pasado, presente, futuro, en la narración el protagonista se mueve y se expresa, recuerda y se proyecta. Su narración nos abre a la novela de nuestra vida, es palabra en movimiento. Los acontecimientos vividos son reinterpretados desde las posiciones narrativas. Y como diría Chomsky usamos el lenguaje no sólo para comunicarnos sino para dar sentido a nuestro universo.”
Cada vez que 'nos representamos' algo, damos significado a nuestra propia historia proyectada en el mundo, un mundo objetivo colectivo.
"Desde luego, continúa el autor, no basta para construirnos un relato con significado, vivir historias, cuento o situaciones, es necesario tomar consciencia de dicho significado. La exploración o la autoexploración son necesarias para «confrontar elecciones, situar traumas pasados, en un marco de referencia actual, poder dar voz a las preocupaciones, insights y esperanzas."
En nuestro caso, el recurso del minirrelato, (utilizado sobre todo en sujetos con escasa atención, poca capacidad de comprensión, falta de interés, etc.), está permitiendo que cada uno reformule el cuento de manera particular, única, a la vez receptada de manera grupal. Las estrategias para “ayudar al sujeto en este proceso de «verse»”, van desde preguntas facilitadoras vinculadas al texto, (qué, por qué, cuándo, etc.), establecimiento de comparaciones, identificaciones, opuestos, aspectos positivos y negativos, registro gráfico, escrito, grabado y participación en la búsqueda de información.
¿Por qué utilizo las minificciones de este modo? Pues, porque desde hace un largo tiempo, a la hora de buscar cuentos o relatos interesantes, me he encontrado con que no responden a los intereses, gustos y capacidad de entendimiento de los pacientes que tengo. O imponía los de mi propio gusto, o buscaba bucear entre sus apegos y predilecciones.
Los cuentos tradicionales, largos y ya muchas veces escuchados por todos, permiten con seguridad el logro de otros objetivos pero no el de esta tan fácil llegada a la subjetivación simbólica. Lo hacen, claro, pero solo digo que algunos adolescentes pierden el interés por estos y para muchos niños y niñas son incomprensibles (refiriéndome al relato narrado).
Por otro lado, también utilizo los microcuentos con adultos en cualquier momento de la sesión, resonando en cada uno de ellos de distinta forma, permitiendo una refutación o afirmación de los discursos, una nueva postura, un punto de vista y un intercambio de ideas.
Dicho esto, quiero compartir con ustedes, la experiencia que vengo realizando desde la psicomotricidad con la utilización de los mismos ya que en nuestra área, generalmente, hacemos la experiencia para luego representarla.
Teniendo los microcuentos las virtudes de brevedad, linealidad, precisión y capacidad de síntesis, suelo seleccionar los que me parece que van a repercutir de manera significativa en cada paciente. Muchas veces surgen de manera planificada, con un contenido específico y otras de modo espontáneo. Los utilizo generalmente como “disparadores” de imágenes, de simbolismos y subjetividades que permitan a la ACCIÓN propuesta un cierto grado de complementación y desarrollo un poco más complejo y según el deseo de cada uno.
Como afirma Joaquim Serrabona Mas, en “Abordaje narrativo de la psicomotricidad: Acción, palabra, narración”, (en Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales ISSN: 1577-0788. Número 33. Vol. 9 (1). Páginas 67-78): “Vivimos en las acciones, pero estás son nombradas por las palabras que permiten interpretar lo vivido en función de la narración que construimos o co-construimos… Recordemos que somos realidades subjetivo-sociales. Las palabras son realidades que requieren acomodación. La palabra también es creación socio-cultural esencial del grupo. La palabra obliga a precisar, a matizar los afectos. La palabra actualiza en un instante lo vivido. Pero la palabra no puede ser solo una foto fija, nosotros quedemos ir más allá quedemos ir a la narración, donde ya hay historia, hay secuencia: pasado, presente, futuro, en la narración el protagonista se mueve y se expresa, recuerda y se proyecta. Su narración nos abre a la novela de nuestra vida, es palabra en movimiento. Los acontecimientos vividos son reinterpretados desde las posiciones narrativas. Y como diría Chomsky usamos el lenguaje no sólo para comunicarnos sino para dar sentido a nuestro universo.”
Cada vez que 'nos representamos' algo, damos significado a nuestra propia historia proyectada en el mundo, un mundo objetivo colectivo.
"Desde luego, continúa el autor, no basta para construirnos un relato con significado, vivir historias, cuento o situaciones, es necesario tomar consciencia de dicho significado. La exploración o la autoexploración son necesarias para «confrontar elecciones, situar traumas pasados, en un marco de referencia actual, poder dar voz a las preocupaciones, insights y esperanzas."
En nuestro caso, el recurso del minirrelato, (utilizado sobre todo en sujetos con escasa atención, poca capacidad de comprensión, falta de interés, etc.), está permitiendo que cada uno reformule el cuento de manera particular, única, a la vez receptada de manera grupal. Las estrategias para “ayudar al sujeto en este proceso de «verse»”, van desde preguntas facilitadoras vinculadas al texto, (qué, por qué, cuándo, etc.), establecimiento de comparaciones, identificaciones, opuestos, aspectos positivos y negativos, registro gráfico, escrito, grabado y participación en la búsqueda de información.
¿Por qué utilizo las minificciones de este modo? Pues, porque desde hace un largo tiempo, a la hora de buscar cuentos o relatos interesantes, me he encontrado con que no responden a los intereses, gustos y capacidad de entendimiento de los pacientes que tengo. O imponía los de mi propio gusto, o buscaba bucear entre sus apegos y predilecciones.
Los cuentos tradicionales, largos y ya muchas veces escuchados por todos, permiten con seguridad el logro de otros objetivos pero no el de esta tan fácil llegada a la subjetivación simbólica. Lo hacen, claro, pero solo digo que algunos adolescentes pierden el interés por estos y para muchos niños y niñas son incomprensibles (refiriéndome al relato narrado).
Por otro lado, también utilizo los microcuentos con adultos en cualquier momento de la sesión, resonando en cada uno de ellos de distinta forma, permitiendo una refutación o afirmación de los discursos, una nueva postura, un punto de vista y un intercambio de ideas.
“El mundo de las palabras marca el paso de la primera infancia (bebé) a la segunda infancia (niño) y los niños crean signos y señales para designar cosas, personas y a si mismo. Los niños empiezan a representar acontecimientos y los niños ensayan, reproducen e imaginan sucesos en el escenario mental, antes de hacerlos o no, en la realidad.
Evolución del Yo narrativo (según Stern, 1999)
Se define como una perspectiva subjetiva organizadora que intenta poner orden en nuestra experiencia a cualquier nivel que esa experiencia sea registrada y organizada.
– Self emergente (0-2 meses)
– Central o nuclear (2-6 meses)
– Subjetivo (9 a 18 meses)
– Verbal o categórico (18 a 36 meses)
– Narrativo (3-4 años)
A los tres años por fin puede contarse la historia de los acontecimientos y experiencias que le han sucedido. «Ya es capaz de tejer una narración autobiográfica». Narrar requiere ver e interpretar el mundo de las actividades humanas en términos de argumentos.
«La mente integra las acciones separadas del hombre en un solo argumento» (Stern, 109). El relato define lo que ha observado, lo que ha sucedido. Necesitamos seleccionar detalles significativos de este desorden y juntarlos en una organización coherente, comprensiva, consistente, lógica y sencilla.” (Serrabona Mas, Op. cit.)
Aquí, dejo algunos ejemplos de microcuentos:
La belleza
En cierta ciudad, ocurrió un día que un arco iris, lleno de colores, apareció y ya no volvió a marcharse. Durante un año permaneció en el mismo punto del cielo. Se hizo monótono, aburrido.
Un día, por fin, el arco iris desapareció y el cielo se volvió completamente gris. Los niños de la ciudad, eufóricos, contentos, señalaban el cielo gris y se gritaban unos a otros: «¡Mirá qué bonito...!».
La cabeza del perro
Estoy arrellanado en el sillón junto a la chimenea en que crepita el fuego. Tengo la copa de coñac en la mano derecha. Con la mano izquierda, caída descuidadamente, acaricio la cabeza de mi perro… hasta que descubro que no tengo perro.
Cerradura
Hubieran hecho una pareja perfecta. Ella tiene la llave que abre los cerrojos; él la que sólo sirve para cerrar. Pero quedaron cada uno del lado equivocado de la puerta.
Equivocación
Nos embarcamos en el Mediterráneo. Es tan bellamente azul que uno no sabe cuál es el cielo y cuál el mar, por lo que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que indican dónde es arriba y dónde abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir más lejos, el otro día, nos contó el capitán, un barco se equivocó, y en lugar de seguir por el mar la emprendió por el cielo; y como se sabe que el cielo es infinito no ha regresado aún y nadie sabe dónde está.
eres una máquinaaaa buenísimo!!!!