La quinta versión del DSM-V se publicará en 2013. El mundo aguanta la respiración. Porque de la “biblia de la psiquiatría” depende la nueva separación entre enfermos y sanos, narra Le Temps.“2013 verá tal vez ocurrir una transición histórica: el planeta Tierra estará poblado por una mayoría de enfermos mentales. ‘Esto pone sobre la mesa preguntas interesantes’ ironiza François Ansermet, jefe de la psiquiatría infantil de Ginebra: en el futuro, ¿habrá que curar a los ‘normales’?".El DSM es la obra de referencia mundial en psiquiatría. Su único competidor es el capítulo Trastornos mentales o del comportamiento de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIM-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los psiquiatras suizos, sobre todo en los informes realizados para las compañías de seguros, se basan tanto en uno como en otro. Poco a poco, el DSM se ha convertido en un manual que reduce el trastorno mental a una suma de síntomas. Lo que se ha perdido por el camino es la psicopatología, es decir el esfuerzo de entender a una persona que sufre en la “coherencia de su comportamiento”, como claman lo especialistas críticos. Triunfa la descripción plana del individuo, se olvida la profundidad del mismo y la visión del conjunto de cada ser humano al “obsesionarse” con detalles:“Entre las novedades del DSM-V, encontramos una innovación metodológica que consiste en tener en cuenta no sólo la naturaleza del síntoma sino también su intensidad. Una iniciativa loable en sí misma, que hace justicia al hecho de que ‘las emociones se presentan como un continuum’, dice Pierre Bovet [profesor de Psiquiatría en Lausanne y experto en esquizofrenia]: del humor depresivo a la depresión patológica, por ejemplo. Por otro lado, como escribe Bertrand Kiefer, ‘en función de dónde se ponga el cursor sobre el continuum, se puede acelerar o desecar el mercado de la enfermedad mental. No es muy grande el suspenso que hace falta para saber de qué lado soplará el viento’”.Conclusión: ¿La vida no es, en sí misma, una enfermedad? Rebelión/Miguel Jara
Sirva para analizar el apartado anterior, que complementado con el video nos permite observar una interesante sumatoria de variables: la mirada filosófica dualista cuerpo-mente que se tiene aún sobre el ser humano, la camaleónica capacidad de los mercados e industria farmacéutica de "inventar necesidades (enfermedades + medicamentos)" para un determinado recorte poblacional, la falta de compromiso de los Estados que ni siquiera responden a la declaración de Alma Ata, de los años 70, sobre Atención Primaria en Salud, generando estrategias donde el sujeto sea partícipe de la construcción de su propia salud, el imperio de un biologicismo reduccionista frente a otros modelos de concepción antropológica más global y humanista, etc... No hay mucho más que agregar, las imágenes siguientes, nos lo advierten.
Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009)
contiene un capítulo titulado El malestar confortable.
La salud es un lema de palabras enfermas que trata sobre estos asuntos