Se propone un nuevo modelo en el que el eje teórico de la capacidad es
sustituido por el eje teórico de la dignidad. En este nuevo modelo, el modelo de la
diversidad, se parte de la realidad incontestable de la diversidad del ser humano, tanto
dentro de su propia vida como de un ser humano a otro, y considera que ésta es una
fuente de riqueza. Se propone además que cualquier persona con cualquier tipo de
diversidad, en este partiendo de la diversidad funcional, debe tener garantizada su
dignidad.
En el modelo de la diversidad, se hace un análisis exhaustivo de la semántica de la
palabra dignidad en diferentes textos jurídicos y bioéticos tanto internacionales como
nacionales para llegar la conclusión de que la dignidad se articula en dos vertientes: la
dignidad intrínseca y la dignidad extrínseca.
La primera está relacionada con la
igualdad del valor de las vidas de todas las personas y la segunda con la igualdad de
derechos de todos los seres humanos.
Del análisis que se realiza en este nuevo modelo se deduce que, a día de hoy, la
sociedad no proporciona ni la misma dignidad intrínseca ni la misma dignidad
extrínseca a las personas con diversidad funcional.
Por ello se hace imprescindible
seguir trabajando en una lucha de doble vertiente: por un lado conseguir los mismos
derechos efectivos de aquellos que son diferentes, y por otro realizar novedosas
aproximaciones teóricas que permitan introducir en el corazón del debate bioético el
verdadero sustento de la dignidad intrínseca de las personas que son discriminadas por
su diversidad funcional.
Para lo primero se debe hacer hincapié especial en la defensa, difusión e implantación
de la nueva Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad de la ONU.
Para lo segundo debe desarrollarse una novedosa aproximación bioética que nace del
propio colectivo de personas discriminadas por su diversidad funcional, y cuya visión
sobre su propia realidad ha sido históricamente ignorada en el ámbito de la bioética, de
manera que han sido vistos como seres humanos que sufrían por ser diferentes, en lugar
de llegar a entender que el verdadero sufrimiento viene derivado del hecho de ser sistemáticamente discriminados por su diferencia y del desconcierto vital que nace de
ver cómo sus vidas siempre han sido percibidas como vidas de diferente valor.
La bioética se convierte en este modelo en una herramienta clave para el futuro de las
personas con diversidad funcional y la introducción de su punto de vista en ese ámbito,
pasa a ser imprescindible para conseguir la plena dignidad.
Tras el análisis y sus propuestas, el modelo de la diversidad se muestra, al fin y al cabo,
como una herramienta más para conseguir lo estipulado en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, en especial en los artículos 1, 22 y 23.325, confirmando que la
discriminación por diversidad funcional es una cuestión de Derechos Humanos,
principio ya defendido por el modelo social.
El nuevo modelo propone además un imprescindible cambio terminológico que huye de
términos vinculados a la valía o la capacidad como minusválido o discapacidad, y
defiende el uso de nuevo término: mujeres y hombres discriminados por su diversidad
funcional o, más corto, personas con diversidad funcional.
Extracto de "El modelo de la diversidad: una nueva visión de la
bioética desde la perspectiva de las personas con
diversidad funcional (discapacidad)" Agustina Palacios, Javier Romañach, Marzo 2007
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